El mayor símbolo de La Portellada es El Salt. Con incontables visitas y un gran número de visitantes anuales, esta cascada que forma el río Tastavins a su paso por este municipio es uno de los grandes alicientes de la localidad. Antes de llegar al mismo municipio, un pequeño camino lleva hasta la cima de este espectacular salto de agua. En la parte superior, el agua formó hace miles de años una erosión curiosa que dejó en el suelo formas irregulares, pero de gran atractivo. Desde este mismo punto, se puede observar la caída con fuerza del agua a una poza de la parte inferior. Eso sí, para visitarlo habrá que tener en cuenta el caudal de los ríos y las épocas de sequía por la que pasa el territorio anualmente. Solo algunos afortunados pueden disfrutar hoy en día del Salt en su esplendor.
Pero no solo la naturaleza es destacada en La Portellada. El municipio fue un barrio dependiente de la localidad vecina de La Fresneda hasta 1784, cuando el edificio que anteriormente se había destinado para la Cofradía de San Cosme y San Damián, pasó a ser oficialmente el ayuntamiento de La Portellada. El ayuntamiento, aun así, sigue la estética de varias de las casas consistoriales del territorio. Una lonja abierta por dos arcos de medio punto luce en la parte baja hacia la plaza. La parte superior cuenta con una galería de arcos de medio punto que coronan el edificio.
Al igual que el ayuntamiento, la iglesia de La Portellada también está dedicada a sus patrones: San Cosme y San Damián. Pero cada uno de estos dos edificios se asocia a uno de los dos barrios en que se divide la localidad: al oeste el de la iglesia y al este el del ayuntamiento. La iglesia representa el punto de unión entre lo que anteriormente se conocía como la masía de arriba y la masía de abajo. El templo es una construcción de mampostería y sillería que cuenta con tres naves y una torre que se divisa desde la lejanía. El chapitel que corona la torre es una reproducción en cobre del original que estaba construido en zinc.
La plaza de la iglesia es el centro neurálgico de La Portellada. Aquí se suelen realizar gran parte de celebraciones, en especial la festividad de San Antonio. El 17 de enero la comarca al completo celebra uno de sus días más especiales. En La Portellada se organiza una hoguera a los pies de la iglesia a la que asisten los ‘diablets’ del municipio.