Alcorisa se denominó Alkol “las alquerías” en un primer momento, más tarde pasó a llamarse Alcor, se piensa que por los cerros colindantes a la población, preludio de la actual Alcorisa. Los primeros moradores de la localidad se sitúan en los yacimientos Fila de la Muela, El Morenillo y Mas del Hambre. Sin embargo el yacimiento hallado más importante es el Cabezo de la Guardia, declarado Bien de interés de Cultural en 2001 e integrado en la Ruta Íberos en el Bajo Aragón.
Alcorisa no obtuvo el título de Villa hasta el año 1605. Ya en 1179 formó parte de la donación que hizo Alfonso II a la orden de Calatrava y que se incluyó en 1263 en el distrito de Alcañiz. Pero no es hasta el mencionado año 1605 en que Alcorisa definitivamente obtiene la independencia de la Villa de Alcañiz. Esta efeméride se celebra cada dos años de manera festiva en la localidad recreando oficios, escenarios y testimonios que devuelven a Alcorisa al Medievo.
Entre el patrimonio más destacado podemos mencionar el Monte Calvario, vía crucis natural que nos conduce a la ermita del Sepulcro. El Calvario cobra todavía más valor por la representación que en el mismo se lleva a cabo del Drama de la Cruz cada Viernes Santo. Más de trescientos actores y un multitudinario público se dan cita para rememorar la Pasión de Cristo. La ermita del Sepulcro o del Calvario acoge en su seno al Cristo Yacente al que todos los años, durante las fiestas de septiembre, peregrinan los alcorisanos.
También es de obligada visita la iglesia de Santa María la Mayor que mezcla el estilo barroco en su fachada con su las bóvedas de crucería estrellada propias del gótico. A su lado luce imponente la Torre Campanario que recuerda un poco el estilo mudéjar.
Pasearemos por el casco antiguo no perdiendo detalle de algunos ejemplos de casas típicas aragonesas o santos que nos encontraremos a su paso hasta llegar a la Plaza de los Arcos, centro de encuentro de la población y donde se sitúa el ayuntamiento. Alcorisa también posee una bonita fuente de los tres chorros donde nos podemos refrescar, que data del siglo XVIII, y los lavaderos, recuerdo de una época no tan lejana.
Al final del casco antiguo llegamos a la iglesia de San Sebastián, hoy espacio reservado a tres museos: el centro de interpretación de la Semana Santa donde, como su propio nombre indica, conoceremos más a fondo la tradición alcorisana y su fervor por la misma; profundizaremos en el estudio de los yacimientos íberos y los procesos de producción de la cerámica en aquella época y, por último, retrocederemos a comprobar cómo eran las escuelas rurales del siglo pasado.
Finalmente podremos dar un paseo por la zona del lago perteneciente al parque fluvial del río Guadalopillo en esta visita tan agradable y enriquecedora.