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Torrecilla de Alcañiz

Torrecilla de Alcañiz

Los primeros hallazgos de vida encontrados en Torrecilla de Alcañiz se remontan a la edad de bronce, en las inmediaciones de la localidad concretamente en la partida de La Cortada II y en la Balsa Nueva. También se han encontrado restos íberos como en otras muchas localidades de la Comarca del Bajo Aragón.

Torrecilla conocerá su independencia en el año 1646, coincidiendo con la Concordia de Alcañiz, ya que hasta entonces perteneció a la Orden de Calatrava de la Encomienda de Alcañiz.

Entre los edificios más destacados de la localidad encontramos la parroquia de San Miguel que se construyó entre dos fases. La primera de ellas durante el siglo XVI y la segunda a lo largo del siglo XVII. Fabricada a través de piedra sillar, mampostería y ladrillo, es una edificación de planta rectangular y tres naves, la central con bóveda de cañón con lunetos y las dos laterales con cúpula como cubierta. También posee coro alto a los pies. Las cubiertas están realizadas con teja normal.

En el exterior podemos contemplar a la distancia su poderosa torre campanario de tres cuerpos que van decreciendo en su tamaño a medida que nos acercamos a la parte superior. 

No muy lejos de la parroquia podemos ir La Casa Consistorial de Torrecilla de Alcañiz, declarada Bien de Interés Cultural en el año 2003, preside el centro de la localidad con su imponente presencia. Fabricado con piedra silla y mampostería, es un edificio de tres plantas del cual destacan su fachada principal así como las laterales.

En las afueras de la localidad subiremos hasta la ermita de Santa Bárbara, fabricada a base de mampostería y piedra sillar, reservándose este último material para zonas muy concretas. Para acceder a la ermita de Santa Bárbara deberemos recorrer unos dos kilómetros en las afueras de la población, concretamente en una colina situada en las inmediaciones de la localidad. La ermita nos recibe con una puerta situada bajo un arco de medio punto y un vano circular en el centro.

Existen además un conjunto de obras hidráulicas como son la fuente, la presa, la acequia o la balsa. También podemos pasar un buen rato acercándonos hasta el calvario donde encontraremos los jardines dedicados al botánico Pardo Sastrón. Por último podemos visitar la antigua tejería, el pozo o los diferentes molinos aceiteros que se dedicaban a la fabricación de este oro líquido.

Las fiestas de la localidad se celebran en torno al 29 de septiembre en honor a San Miguel.