El nombre de Castelserás se cree que procede del antiguo asentamiento íbero denominado "Castrum-Zarás" o Castro de León. Y es que la localidad, en la que confluyen los ríos Mezquín y Guadalope, se encontraron los restos arqueológicos más antiguos de todo el Bajo Aragón procedentes del Paleolítico Medio.
Castelserás fue donado por Alfonso II a la orden de Calatrava tras la reconquista y en 1278 se establece lo que es su núcleo poblacional en la ubicación actual. En el año 1402 pierde la independencia que mantenía y que no recuperará hasta 1750.
De su patrimonio arquitectónico destaca principalmente la Iglesia Parroquial de Natividad de Nuestra Señora.
En la localidad también encontramos varios edificios de bella factura como la Casa Consistorial, precedida por su Lonja del siglo XVI; la Casa de la Encomienda hoy centro de interpretación de los botánicos Loscos y Pardo Sastrón; la Casa Grande, también denominada El Castillo, edificio del siglo XVI o XVII con alero y los típicos arquillos aragoneses o la Casa Cascajares.
El puente sobre el río Guadalope es uno de los monumentos más admirados de Castelserás y es considerado uno de los mejores de toda la provincia de Teruel. Fabricado en piedra sillar posee una altura de unos 13 metros y unos 80 metros de longitud. Este se conforma de cuatro arcos rebajados, aunque no todos ellos de igual tamaño. Cercana al puente se encuentra la escultura de una mujer portadora de un cántaro realizada en 1991 o una espada clavada sobre una roca que nadie ha podido librar de la roca hasta ahora.
En dos cerros próximos a la localidad encontraremos las dos ermitas pertenecientes a Castelserás. Por un lado la ermita de Santa Bárbara y, por otro, la ermita del Pilar con magníficas vistas a todo el territorio que las circunda.
Castelserás tiene varios actos festivos en su calendario, pero sin duda el mayor atractivo turístico lo posee su monumental hoguera en honor a San Sebastián, declarada Bien de Interés Cultural. La misma se realiza sobre un álamo de la ribera del río, cortado por los vecinos casados de la localidad, que se planta en la Plaza del Ayuntamiento. Sus dimensiones máximas son de 24 metros y la menor de 19 metros. Después de una larga preparación el día 19 de enero a las diez y media de la noche, el alcalde da permiso a los caramballeros para prenderla. El encendido es espectacular por las dimensiones de la hoguera y por lo cerrada de la plaza, cuyas llamas intentan escapar. Al mismo tiempo alrededor de la hoguera se baila “el rodat”, danza que rodea la hoguera protegiéndose la cara con el antebrazo y girando sobre sí mismo una y otra vez.