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Ráfales

Ráfales_Castillo y Portales

El legado que la orden de Calatrava dejó sobre Ráfales todavía es perceptible hoy. Este municipio fue un recinto amurallado con el poder concentrado en su castillo, hoy prácticamente inapreciable.

Lo que ahora percibimos como municipio, en la antigüedad era una aldea musulmana que fue adquirida por esta Orden en 1209 bajo el mando de la población vecina de Monroyo. No fue hasta 1337 cuando Ráfales consiguió el  título de villa y vio así crecer su poder con el castillo como símbolo de esta independencia. Así comenzó la construcción del castillo del cual solo se conserva el arco de entrada; el patio de armas contiguo, donde podemos observar las paredes originales; un arco de medio punto adovelado, que refleja la pertenencia del lugar con una cruz de Calatrava y una ventana gótica.

Tras perder su poder la Orden, el castillo ejerció diferentes funciones. El lugar sirvió como un antiguo hospital y como depósito municipal antes de que se dividiese en las diferentes propiedades que lo forman actualmente.

La fortificación se protegió con una muralla que rodeaba el núcleo urbano de la población y de la que hoy se encuentran restos en varios puntos de la localidad. El primero de ellos es el portal de San Roque, a los pies de la plaza Mayor y bajo el ayuntamiento.  En este punto confluyen diferentes calles, lo que le otorga especial belleza y complejidad arquitectónica. En total, tres arcos centrales descansan sobre un único pilar de en medio de la lonja.

Este portal estaba protegido por la Torreta, una construcción defensiva del siglo XIV. De planta cuadrada con pocas aperturas y de no muy grandes dimensiones, esta torre cuenta con una altura considerable, lo que le otorgaba su función de defensa a través de una única ventana que se sigue observando en la parte superior. En la actualidad, forma parte de la casa consistorial debido a su proximidad. Arquitectónicamente, es prácticamente inapreciable dado que el material que recubre ambos edificios es la piedra de sillar.

En la parte norte de este recinto se abría otra puerta: el Portal de la Boira o de la Moneja. Este acceso al recinto amurallado es uno de los más bellos hoy en día. En el exterior encontramos el muro original de mampostería y un arco de medio punto que da acceso a los intramuros. Desde dentro, una vivienda construida en la parte superior destaca por tener a sus pies un paso cubierto con el techo de envigado de madera. Los aleros y la barandilla del gran balcón también lucen de este material.

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